La gentrificación es un proceso de transformación urbana en el que zonas deterioradas o de bajo valor económico se revalorizan mediante inversiones inmobiliarias, atrayendo a residentes con mayor poder adquisitivo. Sin embargo, esta revalorización genera el desplazamiento de los habitantes originales, quienes no pueden asumir los nuevos costos de vida. El término fue acuñado por la socióloga Ruth Glass en los años 60 para describir los cambios en Londres, y hoy en día es un fenómeno global que afecta ciudades en todo el mundo, incluyendo Monterrey.
En la última década, Monterrey ha experimentado un auge de gentrificación, especialmente en su centro urbano. La remodelación de esta zona ha sido impulsada por inversionistas privados que buscan construir complejos habitacionales y plazas comerciales, favorecidos por regulaciones gubernamentales flexibles. Esto ha permitido la sustitución de viviendas tradicionales por desarrollos modernos dirigidos a nuevos residentes con mayor poder adquisitivo.
El barrio de La Purísima es un ejemplo destacado de este fenómeno. Allí, proyectos como “El Semillero” intentaron revitalizar la zona mediante actividades culturales. Sin embargo, estos espacios han evolucionado hacia usos comerciales, con muchas propiedades alquiladas a corto plazo mediante plataformas como Airbnb.
El nearshoring es una estrategia en la que las empresas trasladan operaciones a países cercanos a su mercado objetivo para reducir costos logísticos y mejorar la eficiencia. Monterrey, dada su proximidad a Estados Unidos, se ha convertido en un destino atractivo para este tipo de inversiones. Esto ha generado nuevas oportunidades laborales, atrayendo a jóvenes profesionales y expatriados, lo que ha incrementado la demanda de vivienda en el centro de la ciudad.
Como consecuencia, las rentas en Monterrey han aumentado significativamente. En el centro, los alquileres varían entre 17,000 y 38,000 pesos mensuales, superando incluso los precios en zonas de alto perfil en la Ciudad de México. Esta situación ha desplazado a muchas familias tradicionales hacia áreas periféricas, como Terminal y Talleres, donde las rentas siguen siendo más accesibles.
Paralelamente a la gentrificación, Monterrey ha experimentado un auge en el desarrollo de proyectos verticales. Actualmente, hay más de 39 desarrollos en curso que cubren 594,000 metros cuadrados, con precios promedio de 65,687 pesos por metro cuadrado. Los departamentos tienen superficies que van de 60 a 70 metros cuadrados y están ubicados en áreas estratégicas como San Pedro Garza García y Valle Oriente.
Estos desarrollos responden a la demanda de profesionales jóvenes y expatriados que trabajan en empresas relacionadas con el nearshoring. Sin embargo, muchas de estas propiedades están orientadas al mercado de alquiler temporal, lo que limita la creación de comunidades estables y refuerza los desafíos de cohesión social.
La gentrificación y el crecimiento vertical en Monterrey reflejan la complejidad de la transformación urbana en un contexto de expansión económica impulsada por el nearshoring. Si bien estas dinámicas presentan oportunidades importantes para la renovación urbana y el desarrollo económico, también plantean desafíos en términos de cohesión social y sostenibilidad. Es esencial que las autoridades adopten políticas inclusivas y regulaciones claras para equilibrar los beneficios económicos con la creación de comunidades estables y sostenibles.
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